Archivo Central de China publica confesión de criminal de guerra japonés Tsutomu Nagashima
07-08-2014 08:54
La Administración estatal de Archivos de China ha publicado la quinta de las 45 confesiones de criminales japoneses de la Segunda Guerra Mundial que tiene en su poder.
El Comandante Tsutomu Nagashima ejerció como Comandante de defensa en la oriental ciudad china de Jinan, actual capital de la provincia de Shandong. Nagashima confesó ser el responsable de innumerables muertes de soldados y civiles chinos en dicha provincia.
Espantosos crímenes de guerra. La confesión escrita de Tsutomu Nagashima muestra que, entre abril de 1942 y julio de 1945, estuvo al mando en 15 batallas, en las que fallecieron 1.660 soldados chinos y 970 civiles.
Tsutomu Nagashima, el verdugo de miles de chinos
Asimismo, Nagashima quemó 2.200 viviendas, saqueó 6.000 toneladas de grano y esclavizó a los trabajadores.
El criminal de guerra japonés fue, además, el creador de la fosa común de Pipa Shan, también en Jinan.
Nagashima confiesa :"Se cubren los ojos de todas las víctimas. Se les ordena ponerse de rodillas a una profundidad de dos metros dentro de una cavidad de dos metros y medio de ancho. A dos metros de distancia, hombres armados les disparan en la parte de atrás de la cabeza y los cuerpos caen en el foso. La mayoría mueren al primer disparo."
Según la confesión, Nagashima habría servido dos veces en la guerra. La primera fue en diciembre de 1938, como agente especial dentro del Ejército expedicionario nipón del centro de China.
Tsutomu Nagashima, el verdugo de miles de chinos
Cuatro años más tarde, sirvió como comandante de la 54ª Brigada de la 59ª división del Ejército Japonés.
Nagashima continúa :"Después de escapar del Ejército de la Octava Ruta, sospechábamos que los civiles debían estar detrás de la filtración. Decidimos tomarnos la revancha y asesinamos a 15 civiles, gente mayor y niños con bombas de gas en Jiudingshan, en el distrito de Laiwu".
Nagashima fue arrestado por el Ejército Soviético el 22 de agosto de 1945 en Hamhung, en la Península de Corea.
Más adelante fue juzgado en China por un tribunal militar especial.
Su confesión detalla los crímenes salvajes y la crueldad exhibida bajo su mando.
Según sus propias palabras, los crímenes constituyeron hechos innegables que quedarán grabados en la historia.